¿Cómo me enfrento a los problemas emocionales?

Normalmente, los problemas emocionales en deportistas no suelen tratarse habitualmente en la sociedad. Se entiende que el deporte es saludable y que no puede generar ningún malestar.

Durante el entrenamiento resulta de importancia que los requerimientos al deportista estén adecuados a la capacidad que pueda tener cada persona, ya que se busca optimizar el rendimiento. Se trata de buscar un punto equilibrio, para que el deportista experimente sensación de control y seguridad, y así aumentar su motivación con el entrenamiento. Pero ¿qué ocurre cuando hay problemas emocionales?

PROBLEMAS EMOCIONALES EN DEPORTISTAS

Cuando se aumenta la intensidad del entrenamiento, pueden surgir algunos problemas emocionales en el deportista, ya que se puede sobrecargar y empezar a sentir diferentes emociones desagradables como respuesta a lo que está experimentando.

Entre los problemas emocionales del deportista se puede encontrar la frustración, presión mental, estrés que se puede ver sometido cuando la carga del entrenamiento es muy elevada.

SÍNTOMAS QUE PUEDES EXISTIR

Algunas reacciones a los entrenamientos de alta intensidad son el nerviosismo, inestabilidad emocional, presión y la astenia.

Esto ocurre cuando el deportista comienza a sentir estrés ante diferentes tareas y su capacidad disminuye. Además, pueden existir trastornos relacionados con la fatiga, el sueño, el estado de ánimo y malestar en general.

En muchas ocasiones la presencia de estos síntomas no significa que exista alguna problemática. Pero puede servir para interpretar que si se prolonga en el tiempo, lo importante es buscar soluciones.

La irritabilidad suele ser uno de los desencadenantes de sentirse así, expresándose a través de gestos y/o quejas de una manera constante. Es importante hacer frente a dichas quejas para ayudar al deportista a reducir la tensión y/o frustración que puede desencadenar de los entrenamientos.

¿QUÉ HACER CUANDO ME ENCUENTRO ASÍ?

Cuando identificamos las causas por las cuales no estamos bien, podemos empezar a trabajar en mejorar cada una de ellas.

El primer indicador es analizar la sensación que sientes antes, durante y después del entrenamiento. Es importante identificar las emociones en cada una de estas situaciones para poder señalar el momento donde comienzan los problemas emocionales.

Una vez lo identificamos, hay que observar en qué momento dejas de tener el control sobre donde quieres poner el foco de atención. Para ello, podemos ir a nuestros pensamientos y ver hacia donde se van según la tarea que estemos realizando.

Llevar a cabo un registro diario de las cosas buenas y no tan buenas que nos pasan en el día a día también nos ayuda a ser conscientes de lo que estamos viviendo. Cuando detectemos que algo no va bien, y se está repitiendo, hay que buscar una solución para comenzar a aplicarla en los entrenamientos de manera progresiva.

También hablar con el entrenador o equipo técnico, para establecer un plan de adaptación y poner el foco en mejorar lo que se haya detectado que no está funcionando.

Trabajar con un profesional de la psicología deportiva es un factor importante para conseguir trabajar con un foco.

 

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